Unas semanas atrás, luego de correr un rato por el Parque Sarmiento en la ciudad de Córdoba y mientras volvía lentamente caminando a mi departamento, escuché involuntariamente una conversación entre dos señoras que caminaban por el lugar. Compartían opiniones acerca del retiro de Fabricio Oberto de la actividad basquetbolística a causa de sus problemas cardíacos y comparaban la situación patrimonial del oriundo de Las Varillas con la de cualquier médico, abogado, contador o arquitecto de su edad (36 o 37 años)…

Lo curioso del hecho es que al nombrar las profesiones, las «señoras» sólo hicieron referencia a aquellas llamadas «tradicionales», como si fueran las únicas que realmente designan un estatus social adecuado o a alguien merecedor de respeto y de grandes logros…

Viviendo en pleno 2010… ¿Qué lejos que quedan esos pensamientos?… ¡Gracias a Dios!, la oferta de carreras creció exponencialmente y el abanico de posibilidades ahora es inmenso… Sin embargo, aquel juicio se sigue repitiendo y es moneda corriente en las sociedades conservadoras y tradicionalistas

Habiendo vivido 18 años en mi querido San Salvador de Jujuy, doy fe de ello… Mucha pero mucha gente, únicamente avala a médicos, abogados, contadores y arquitectos. Está bien que esto suceda si nos encontráramos hace 50 años y viviendo en los 60 o inclusive en los 70, cuando las universidades solamente ofertaban estas carreras, pero ahora: ¡Ya no tiene sentido!

Es evidente que el apego por esta manera de pensar todavía existe y que influye de sobremanera en algunos desorientados estudiantes que no saben que estudiarán cuando terminen el secundario.

Los mandatos sociales y las imposiciones paternales terminan decidiendo el futuro de un hijo que a veces no puede opinar y en otras ocasiones, ni siquiera sabe que tiene otras posibilidades (y nunca pensó que las pudiese tener). Después, podrán aparecer el vacío emocional por no poder hacer lo que realmente le gusta, emergerá la frustración, etc…

Si es parte de una Empresa Familiar aparecerán los conflictos, las ganas de no continuar trabajando ella e inclusive, se podrá desarrollar un sentimiento de rechazo hacia la misma.

En fin, posibilidades hay, solamente se trata de evaluar las opciones y concientizarnos de que vivimos en una sociedad distinta, y que por motivos lógicos, existen nuevas profesiones que cubren un montón de intereses y que también pueden brindar muchas satisfacciones. Es hora de dar un paso adelante…


Es realmente muy difícil… la verdad… Aunque hay casos dependiendo del producto en particular, y sobre todo de la marca…

Para ser totalmente específicos, si nos remitimos al concepto de la ESCALERA DE LA VINCULACIÓN del Marketing Relacional, encontramos en los 2 niveles superiores una relación bastante comprometida entre el consumidor y el producto o la marca. Por un lado, tenemos a los PATROCINADORES, aquellos que promocionan el producto destacando sus características más trascendentes y haciendo comentarios favorables del mismo, sobre todo a personas conocidas. Más arriba están los ABOGADOS, cuya diferencia sustancial con los nombrados anteriormente, radica en la defensa que hacen del producto en cuestión…Se ofenden cuando alguien critica al mismo, y brota de ellos un sentimiento enérgico de bronca y exaltación cuando se pone en tela de juicio al bien adquirido o a la marca venerada.

Una firma que ha dado este salto tan complicado es Apple, con toda su gama de productos, pero más que nada con su reproductor de mp3 más conocido como IPod (en todas sus versiones). Cuenta con fanáticos extremistas por todo el orbe que se jactan de poseerlo y pagan realmente muy bien por él. Sin más ni menos, un amigo mío me recalca permanentemente que estos aparatitos son “especiales” y que no todos pueden tenerlos. En otras palabras, cree que andar por la vida con un IPod lo hace mejor persona, y lo prepara para los desafíos de la vida… Ay con que le toquen a su IPod … que salta y rechina…
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