La cultura del Carnaval

febrero 21, 2010

La copiosa llovizna que caía sobre la ciudad de Córdoba en la mañana del lunes 15 de febrero denotaba la total ausencia de cualquier espíritu carnavalesco… Raro para algunos, totalmente normal y previsible para otros…

Es así, y para los que todavía no lo saben, en el único lugar argentino que es feriado absoluto los días lunes y martes de Carnaval, es en Jujuy, mi provincia natal. Acá en la Docta, ni enterados de esta celebración.

La cultura del Carnaval jujeño es destacable y repudiable al mismo tiempo. Está perfecto que contemple una serie de días para relajarse y divertirse, pero es penoso que algunos tengan como «objetivo supremo» el emborracharse por deporte dejando una imagen deplorable…

Justamente, en pleno lunes de Carnaval, un amigo debía presentar unas garantías para alquilar un deparatamento. Sin más opciones, tuvo que esgrimir que las mismas recién le llegarían después del miércoles, puesto que los garantes en cuestión «estaban carnavaleando» , por lo que era imposible acceder a ellos. Las risas de los funcionarios de la inmobiliaria no se hicieron esperar
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Para continuar teniendo puntos fuertes a medida que transcurre el tiempo, es importante que la trascendencia de la empresa familiar perdure tanto en la mente como en el corazón de los hijos.

Es natural que los chicos crezcan escuchando de todo acerca de la empresa y que la reconozcan como el lugar «inmaculado» en el que papá trabaja. Es así que de esto último, podemos rescatar una premisa sumamente importante: «Los padres pueden y deben manejar esa información que se les da a los hijos». ¿De qué se trata esto?… Simplemente de interesarlos desde temprano de todo lo refrente a la empresa, demostrándoles con historias fascinantes lo encantador y lo notable que es trabajar en la misma…

Obviamente, que el líder de la familia deberá tener PASIÓN por lo que hace para poder transmitírselo a sus descendientes por medio de su relato, de lo contario, el chico percibirá que algo no está funcionando y estaríamos hablando de una manipulación y por ende, de una distorsión en los sentimientos del padre.

Resolver exitosamente un problema trabajando en equipo, la firma de contrato con un cliente importante, etc, puden ser los disparadores de algunas conversaciones en la mesa durante el almuerzo o la cena que puedan avivar el interés de los más chicos de la familia…

Sabemos cuales son en la actualidad sus motivaciones, y está claro que estas últimas a veces dependen un poco de la edad, ya que por ejemplo, en el caso de los varones, las chicas empiezan a robarse toda la atención en la pubertad, por lo cual, también la habilidad para suscitar el interés de los mismos en las cuestiones empresariales es un tema a tener en cuenta. Desde los 10 u 11 años, ya se puede empezar a tener estas charlas.

Otro punto clave, es la consistencia, es decir el hecho de poder enunciar estas historias con una cierta frecuencia pero sin llegar al punto de avasallar o de hacerles perder el aliciente obtenido anteriormente.

Que los chicos no se retiren de la mesa inmediatamente, deglutiendo vorazmente la comida para ir a jugar a la PlayStation sería una buena señal. Aunque esto únicamente suceda pocas veces a la semana…